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Es común pensar que pasado el tiempo de cosecha del verano, no hay
trabajo en el huerto, lo cierto es que tal vez no sea el momento de más actividad,
pero es el otoño el momento idóneo para preparar
el espacio de cultivo y obtener las semillas que nos servirán, guardándolas
cual si fueran tesoros, para comenzar a producir la siguiente temporada.
Así, con la caída de las hojas ha llegado la actividad del
programa cultivando educación ambiental a los coles, y los tiempos de hablar de
compostaje, semillas y vida se hacen presentes en las aulas.
Para ayudar con todo esto, los monitores se han presentado en las
aulas para facilitar al profesorado en las tareas de una primera sesión, en la
que para los colegios que se han incorporado este año, hemos estudiado un
concepto tan global como la biodiversidad. ¿Biodiversidad? Empezaba el alumnado
a preguntarse, ¿Qué es biodiversidad? ¿Para qué sirve eso en un huerto? De esta
manera, niños y niñas a través del estudio de diferentes muestras de tierra,
escarbando un poco los patios y haciendo un par de trucos en la que solo
necesitamos la propia tierra, envases de vidrio y agua, comenzamos averiguar si
nuestro huerto estaba lleno de vida (aunque no la viéramos a simple vista) o
por el contrario está inerte. “¡Profe, la tierra saca espuma!” decía una alumna
asustada al ver la reacción de los microorganismos en su muestra de suelo.
¿quiénes habitaban en él? ¿qué función iban a tener esos seres microscópicos en
el buen hacer de nuestras futuras plantas?.
La idea de los niños y niñas empezó a cambiar desde este momento
respecto a la vida que hay bajo nuestros pies. Todo un microcosmos necesario
para generar un equilibrio en el suelo y que hace que nuestras plantas crezcan
sanas y fuertes sin necesidad de aportar ningún tipo de elemento externo a la
naturaleza. A partir de ahora, nos tocará cuidar y reproducir a todos esos
seres que nos ayudaran a que los alimentos que produzcamos en el huerto escolar
lleguen sanos a nuestras mesas.
Por su parte, colegios ya veteranos del pasado año, nos reciben
con alegría y abrazos familiares. Es su segundo año y durante este nuevo curso compartiremos
nuevas experiencias y aprenderemos nuevos conceptos.
Comenzamos recogiendo algunos frutos que aún quedan en los
bancales, y algunos niños y niñas parecen pensar con pena que todo acabó aquí…
¡Nada más lejos! Al volver a las aulas tras la visita al huerto, compartimos
con ellos la importancia de recoger nuestras propias semillas, les
contamos que se debe de escoger el mejor
ejemplar y dejarlo madurar, que esa semilla será extraída por nuestras manos
asegurándonos un segundo año de cosecha.
Las niñas y los niños sonríen y echan mano a los tomates, pimientos,
calabacines, flores de lechuga para cuidar esa semilla, que ahora es nuestra,
es de todos y todas.- Obtener enlace
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